De vuelta, después de visitar Italia, Croacia y Eslovenia

Hace ya un par de dí­as, pero todaví­a no estaba recuperado para escribir ;)

El viaje que tení­amos planeado a Malasia, al final, no se pudo llevar a cabo por un problema con los billetes de avión, así­ que como ya tení­amos comprados los billetes de ida y vuelta a Milán, cambiamos de planes e hicimos una ruta por los alrededores… Miramos vuelos baratos de Italia a Croacia (llevaba tiempo queriendo visitar este paí­s, así­ como Eslovenia), y la mejor oferta nos dejaba en Italia unos dí­as, así­ que nada, a aprovecharlos por allí­ (aunque ya habí­a estado en muchos sitios)

15 de julio: vuelo a Bérgamo (parece ya mi segunda casa) y tren directo a Florencia, al hotel Best Western Palazzo Ognissanti. Bastante recomendable, a unos 10 minutos andando del centro y muy cerca de la estación de tren, que í­bamos a utilizar habitualmente los dí­as siguientes.

16 de julio: visita a Florencia, el puente viejo, el David de Miguel íngel, callejeo… lo tí­pico ;)

17 de julio: Siena, una ciudad que ya habí­a visitado y que me encanta. Muy muy recomendable. A media tarde, vuelta a Florencia. Aunque se podí­a ir en tren, en el hotel nos recomendaron ir en bus, creo que el trayecto duró 1-1’30h.

18 de julio: Arezzo, una ciudad que me habí­an recomendado, quizás no tan espectacular como Siena, pero con mucho encanto. Famosa íºltimamente porque se grabaron muchas escenas de “La vida es bella”. En tren, creo que a menos de 1 hora de Florencia.

19 de julio: Este era el dí­a en el que habí­amos comprado el billete a Zadar (17 euros con Ryanair) desde Pisa, por lo que aprovechamos la mañana visitando su famosa torre y alrededores, y por la tarde-noche aterrizamos en Zadar, alquilamos un coche (nos clavaron por 3 dí­as, eso me pasa por no haber reservado antes por internet) y fuimos a nuestro primer alojamiento croata, el Villa Anton, a unos 10 km de Zadar, con muy buena conexión con el aeropuerto. Aquí­ empezaba el verdadero viaje, este “hotel” familiar ya era bastante curioso, muy a los 60’s-70’s, a 20 metros del mar :D

20 de julio: Con el coche, visita a los Lagos de Plitvice. Impresionantes, visita imprescindible en Croacia. Está a unos 150km de Zadar, así­ que nos tiramos allí­ todo el dí­a antes de volver al Villa Anton.


21 de julio: Este dí­a, trayecto Zadar-Split en coche, por la costa, parando en algunos pueblecitos para disfrutar de las vistas.

22 de julio: Ya en Split, y después de haber buscado la noche anterior un sobe (habitación) ya que no tení­amos nada reservado (y conseguir uno en el mismo casco antiguo de Split), visita a la isla de Brac y primer baño en las cristalinas aguas adriáticas.

23 de julio: Nos despedimos de Split, visitando antes Trogir, y cogimos un ferry a Korcula (ya sin el coche), donde nos alojamos en el, probablemente, sitio con más encanto de todo el viaje, el Korcula Waterfront Acommodation.

24 de julio: Playas de Korcula y aventura-excursión en bote (no habí­a cogido uno en mi vida, nos dieron un minicursillo de 15 minutos de cómo tirar el ancla, arrancar el motor y venga, pa’lante). Lo de este dí­a es para recordar, no se puede contar por aquí­… nos pasó todo lo que le puede pasar a unos novatos… XD

25 de julio: Despedida de Korcula, y ferry a Dubrovnik, donde nos alojamos en los apartamentos Gordana, a 15 minutos andando del centro.


26 de julio: Visita a Dubrovnik, casco antiguo espectacular…

27 de julio: Vuelo de Dubrovnik a Zagreb con Croatia Airlines, visita de 2 horas al centro de la capital (me quedé con ganas de más, y todo muchí­simo más barato que en la costa), para coger posteriormente un tren hasta Ljubljana. Noche en el Hotel Park, a 5-10 min. de la estación.

28 de julio: Cogimos nuestro segundo coche, esta vez ya reservado con anterioridad a través de IzzyRentACar por un precio buení­simo (menos de 30€ al dí­a, y al final nos dieron un Mercedes clase A), y carretera a Bled. Pueblecito precioso donde los haya. Nos alojamos en Pension Bled, muy recomendable si vas con coche, y con unas vistas preciosas.


29 de julio: Desde Bled, visita a Bohinj, otro de los sitios a visitar en Eslovenia. Tanto en Bled como en Bohinj hubiéramos necesitado más dí­as, habí­a muchí­simas actividades que realizar: senderimos, kayak, descenso de barrancos… hasta lanzarse en paracaí­das ;)


30 de julio: El siguiente destino era Venecia, pero para ir desde Eslovenia la combinación era bastante mala, así­ que al final hicimos algo de carretera hasta Koper, muy cerca de la frontera, dejamos el coche (si lo devolví­amos en Italia nos cobraban un pastón) y cogimos un bus de 45 minutos hasta Trieste, de donde cogimos el tren a Venecia.


31 de julio: Nos alojamos en el hotel Casa Verardo, a 2 minutos de la Plaza de San Marcos. Un poco caro, pero la verdad, el sitio lo merecí­a. Visita a los sitios tí­picos…

1 de agosto: Tren de Venecia a Verona y relax, ya son muchos dí­as de viaje, en el Hotel Martini. Bastente bien situado, a mitad de camino entre la estación y el centro de la ciudad.

2 de agosto: Visita a la ciudad, donde no habí­a estado, y que me gustó bastante: la casa de Julieta (vaya timo), el Arena romano (impresionante), el castillo, el teatro romano… mereció la pena.


3 de agosto: Vuelta a Milán en tren y vuelvo de vuelta a Alicante.

Back from USA

Con el peor jet lag que recuerdo: horarios cambiados totalmente, mal cuerpo, dolor de cabeza… pero mereció la pena. Los íngeles, Las Vegas, el Gran Cañón (¡en helicoptero!), Death Valley, el Parque Yosemite, San Francisco y el Big Sur. Muuuchos kilómetros en coche, con mil paisajes que ya se han quedado para siempre en mi mente.

En L.A., cómo no, tuve que pasar por aquí­:

Si alguien no ha visto la pelí­cula (muy recomendable), aquí­ la escena completa:

Más detalles del viaje, cuando se me pase el jetlag… :S

Feliz año 2010

Últimamente tengo un poco abandonado el blog, lo sé… Entre el curro, los cursos varios y las vacaciones, no he tenido tiempo de postear nada las íºltimas semanas. Y como en año nuevo estaba por tierras inglesas, hoy os deseo, con varios dí­as de retraso, feliz año ;)

He estado cinco dí­as por Bristol y alrededores. Siempre habí­a tenido un poco de maní­a a Inglaterra, no sé por qué, y ahora que he estado dos veces en menos de cuatro meses, la cosa está cambiando completamente, ¡me está gustando, y bastante, además! Si pensáis ir por allí­ y Londres está caro, no os lo penséis con Bristol, es una zona preciosa con muchos sitios recomendables. Bristol, Salisbury, Stonehenge, Gloucester y Bath, eso fue lo que nos dio tiempo a ver. Se nos quedó en el tintero recorrer los Cotswolds en coche, otra vez será.

Stonehenge

Baños romanos en Bath

Por supuesto, no me he olvidado de la míºsica ;) A continuación, algunos de los temas que se me habí­a olvidado postear del año pasado. El primero, “Dance the way I feel”, para mi uno de los himnos dance del año (a pesar de las “pintas”…).

Ou est le swimming pool – “Dance the way I feel”

Más electropop con Claps (ni caso al ví­deo)

Claps – “Fold”

Y para terminar, Metal On Metal, con un tema algo techno para lo que suelo postear, pero con un ví­deo realmente interesante ;)

Metal On Metal – “Bastard”

Cronología del segundo viaje a Japón (II)

Dí­a 4. Tokyo. Caras conocidas en Tokyo, algo extraño, acostumbrados a viajar nosotros solos: llegan dos de nuestros mejores amigos, Valen y Eva, y comienza un nuevo viaje. Es su primera vez en Japón, así­ que algunos dí­as cada uno se irá por su cuenta para no repetir cosas que ya vimos nosotros el año pasado. El dí­a se resume en poco: los llevamos al ryokan, los ponemos al dí­a en el funcionamiento de trenes-metros, y los llevamos a Asakusa para comer y ver la zona del templo de Senso-ji, uno de los importantes de Tokyo, si no el que más. Vamos en plan relax, acaban de llegar del vuelo y todaví­a nos acordamos nosotros de lo que se siente el primer dí­a ;) así­ que después de Asakusa nos vamos a Ueno y recorremos su parque y la zona de mercado que tanto nos gustó el año pasado. Vuelta al ryokan y a descansar.
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Dí­a 5. Tokyo. Por la mañana, a eso de las 8.30 quedamos con Valen y Eva en el mercado de Tsukiji, que ellos llevaban visitando un par de horas (nosotros ya nos pegamos el madrugón el año pasado xD) Un Sr. Miyagi muy amable, dueño de una tienda de artí­culos varí­ados (…), nos aconsejó un sitio para desayunar sushi. Allí­ fuimos, valientes nosotros, a desayunar por primera vez en nuestra vida sushi y acompañantes variados (huevas, algas, arroz, etc, etc). A mi me encantó, una experiencia íºnica que no me importarí­a repetir, aunque algíºn miembro del grupo no creo que diga lo mismo xD Aprovechando la cercaní­a, tras desayunar fuimos a los jardines Hamarikyu, un lugar verdaderamente precioso (hay que pagar para entrar, así­ que más vale que esté bien), con unas vistas tremendas: la naturaleza del parque con los rascacielos de fondo. Además, en el centro del parque, justo en medio de un pequeño lago, hay una casita de té, donde recreamos, de forma ligera (es decir, en menos de 30 min), la ceremoní­a japonesa del té.
Tras salir de los jardines, nos fuimos cerca de Ginza a comer (con risas incluidas porque “la comida se moví­a”) y luego a Shinjuku, el barrio más administrativo, el de los rascacielos, donde subimos a la planta 42 del edificio del Gobierno de Tokyo para admirar la inmensidad de la ciudad. El año pasado subimos al edificio Sumitomo, prácticamente enfrente del Gobierno de Tokyo, con unas vistas igual de impresionantes. Una vez de vuelta a la superficie, hicimos un poco de tiempo por una “calle eléctrica” que habí­a por allí­ cerca hasta la hora en que habí­a quedado con un japonés al que conocí­a por internet, Nobu. Quedamos a las 18.00h, después de que saliera de trabajar, para adentrarnos verdaderamente en la vida japonesa xD Tras el shock inicial de conocernos en persona y escuchar a un japonés hablar un castellano casi perfecto, nos llevó al tí­pico bar donde van los japoneses después de trabajar, para beber, beber y beber… y cenar de paso :D Nosotros nos quedamos sólo con la íºltima parte, sólo cena (ninguno bebe), y disfrutamos enormemente hablando con Nobu sobre la cultura japonesa, la forma de vivir, trabajo, vacaciones, mujeres… una experiencia inolvidable, llena de risas… que continuarí­an después de cenar en el karaoke, en el que un servidor se atrevió con la Macarena y Satisfaction (acompañado, claro está), y los españoles quedamos como el culo en el momento que Nobu escogió SU canción, rollito romántico de Richard Marx, y nos dejó a todos con la boca abierta. Se lo toman muy muy en serio, ¡incluso nos contó que suelen ir solos a los karaokes para practicar!
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Dí­a 6. Tokyo. El dí­a siguiente, después de la cena y el karaoke, nos levantamos más tarde de lo normal, con el tiempo justo para llegar a la cola del Teatro Kabuki-za, donde se puede entrar, si se desea, a un solo acto de alguna de las obras que se interpretan: una forma perfecta de descubrir el teatro tradicional japonés, el kabuki. Os lo recomiendo totalmente, es verdaderamente curioso (y bonito). Después de la obra (duró casi 2 horas), nos fuimos a comer y posteriormente pasamos la tarde por Shibuya (no te pierdas los almacenes Don Quixote, todo lo imaginable, lo raro y lo más raro, lo puedes encontrar allí­ dentro). Al dí­a siguiente habí­a que madrugar para coger el tren hacia los “Alpes japoneses”…
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Galerí­a de fotos en Picasa.

Para acompañar, un nuevo grupo noruego, The New Wine.

The New Wine – “I had to tell you”

Cronología del segundo viaje a Japón (I)

Inmejorable. Así­ es la imagen que me vuelvo a traer de Japón, por segunda vez. Muchas de las cosas que ya habí­a visto, las he vuelto a disfrutar, y al mismo tiempo he descubierto mucho matices y detalles que la primera vez no aprecié, quizás por lo abrumador y fascinante del cambio respecto a nuestro paí­s.

Dí­a 1: Llegada a Tokyo. Realizamos el viaje con Finnair, Madrid-Helsinki-Tokyo, saliendo de Madrid a las 10AM y llegando a Tokyo sobre las 9AM del dí­a siguiente (contando que allí­, en verano, tienen 7 horas más que nosotros). El vuelo lo compramos allá por mayo, por 600 euros, ida y vuelta. Después de estar varios meses viendo precios, nos pareció una oferta buení­sima. El primer dí­a fue bastante de relax. Cogimos el Skyliner de Keisei Electric Railway, con el bono añadido de dos dí­as enteros de metro por 2480Â¥, para llegar desde el aeropuerto hasta Ueno. Una vez ya en Tokyo, a buscar el ryokan que tení­amos reservado, el Homeikan. En la web tiene muy buena pinta, rollito antiguo japonés, que era lo que buscábamos… pero se pasaron: las habitaciones, muy bien, muy amplias (con la tí­pica araña japonesa deambulando por ella, claro está), aunque las almohadas eran un poco raras (estaban rellenas como de pastillas que no, no probamos a tragar). Donde se pasaban de rollito antiguo era en los baños compartidos. Eran muy muy viejos, como de hace 30 años. “Limpios”, pero el paso de los años se nota. Ese dí­a no hicimos mucho más: descubrir un buen sitio para comer cerca del ryokan, siestecita de dos horas para reponernos del vuelo y, por la tarde, después de intentar dar una vuelta en barco hasta Odaiba, recorrimos de nuevo Asakusa y cenamos en uno de sus bares.

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Dí­a 2. Tokyo. Por la mañana, realizamos el “crucero” turí­stico que no habí­amos podido coger la tarde anterior. Desde Asakusa, paseí­to hasta Odaiba. Nada especial, en realidad. El plato fuerte del dí­a era un meeting del grupo de CouchSurfing de Tokyo: a las 14h se habí­a montado un encuentro en uno de los auditorios del Museo Edo, donde se preparó una demostración de tambores japoneses, bailes , artes marciales, cómo ponerse una yukata correctamente, etc… Todo espectacular, incluido el momento en que tuvimos que bajar nosotros mismos al escenario, donde demostré por qué era dj y no gogó. Fue una tarde encantadora, tras salir del museo nos fuimos a un parque cercano a charrar y conocimos al resto de participantes en el meeting: Calixto, un sevillano que se está recorriendo el mundo en 6 meses antes de empezar su vida de funcionario, junto a un amigo cubano suyo (Beribén, creo recordar) que viví­a en Filadelfia; una japonesa que hablaba un castellano casi perfecto, super simpática y amable llamada Eri; un suizo muy amigable llamado Pascal; un par de trabajadores alemanes de Bosch en Tokyo; otra chica de Singapur recién llegada para trabajar; Brae, otra chica americana recién llegada para enseñar inglés; y un montón de personas más con las que no tuve oportunidad de hablar mucho, entre ellos un americano “from everywhere” que me dejó pensando en muchas cosas al decirme que era programador web y que iba saltando de paí­s en paí­s… Al final de la noche, y gracias a los japoneses del grupo, fuimos a un festival en Roppongi. Una de esas cosas que si no eres de aquí­, supongo que no descubres. Nos ha molado mucho esto de CS…

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Dí­a 3. Tokyo. El tercer dí­a del viaje, antes de que llegaran unos amigos con los que í­bamos a compartir el resto del viaje, decidimos irnos a Yokohama y ver toda la zona del puerto y el Barrio Chino. Dicen que es una buena zona para vivir, cerca de Tokyo, y la verdad es que nos gustó bastante. Un sitio interesante para visitar, si ya has visto el resto de zonas “turí­sticas”. Después de comer, nos volvimos a Tokyo, primero a Shibuya, para volver a recordar su cruce, y después directos a Harajuku, donde no habí­amos estado el año pasado y donde se encuentra quizás el parque más famoso de Tokyo, el Yoyogi Park. Impresionante la vida de este parque, y eso que llegamos tarde: un concierto de hip-hop, puestos por mitad del parque con djs, gente bailando delante de ellos, moderneces, rockabillys japoneses exhibiéndose… una caña XD Aprovechando la cercaní­a de una zona comercial, aproveché para comprarme dos pares de pantalones cortos, ya que sólo me habí­a llevado unos, y poder realizar mi apuesta para la moda del año que viene en España: pantalones cortos de cuadros, como de tela, de diferentes colores, ¡estaban por todos lados!

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Mañana, tres dí­as más. De momento, la galerí­a para ver algunas de las fotos del nuevo viaje, ya en Picasa.

Para terminar hoy, uno de los grupos del año: Health. Pedazo de disco se han currado.

HEALTH – “Die Slow”

De vuelta en España

Después de estar en Japón, no comprendo cómo se dice que España pertenece a los paí­ses desarrollados. Nada más bajar del avión anteayer, me entero de que la plaza que escogí­ en julio para trabajar este año, en realidad no existe. A ver dónde me enví­an ahora, o a ver cómo lo arreglamos en el instituto para repartirnos las horas. España es diferente.

Esta mañana me ha tocado avisar y poner la reclamación en Conselleria. Más de dos horas esperando para entregar un papelito a una señora que no ha estado más de 30 segundos conmigo. Dos horas con calor, con gente vociferando, nerviosa…

Hace sólo tres dí­as, iba en el metro de Tokyo, con gente en total silencio. Con paradas en el minuto exacto que se indicaba, con la gente formando colas perfectas. Volver de allí­ ha sido algo como cuando llegué a Egipto; en este caso, los “atrasados” somos nosotros.

Ha sido un viaje interesantí­simo. No sólo hemos descubierto nuevos sitios (Kanazawa, Kawagoe, Takayama, Yokohama) sino que además, y es la principal diferencia con el viaje del año pasado, hemos conocido muchí­sima gente nueva, tanto japoneses como gente de otros paí­ses. En especial, quiero dar las gracias a Nobu. La cena en el bar japonés, el karaoke (sí­, hay ví­deo pero no lo voy a poner xD) y simplemente su compañí­a y su conversación ha sido de lo que más vamos a recordar del viaje, momentos íºnicos. Y también dar las gracias a toda la gente de CS, que en nuestra primera experiencia nos han convencido plenamente. A todos vosotros (Eri, Calixto, etc, etc), sabéis que ya tenéis couch en Alicante ;)

En los próximos dí­as intentaré contar más cosas del viaje, ahora mismo estoy para el arrastre, me quedo durmiendo como el de la foto xD El viaje de vuelta fue pesadí­simo, no sólo por volver a España :P En total , casi 22 horas entre aeropuertos y vuelos: Tokyo-Helsinki, un par de horitas allí­, Helsinki-Madrid, tres horitas más, y finalmente Madrid-Alicante.

En cuanto me recupere, vuelvo con la historia, incluyendo fotos y ví­deos, y con más míºsica, por supuesto ;)

Vacaciones hasta septiembre, vuelta a Japón

Pues sí­, aunque llevo más de un mes en “paro”, a partir de este jueves empiezan mis vacaciones de verdad: vuelta a Japón ;)

Esta semana, por tanto, no postearé más. Todaví­a tengo algunos papeles pendientes por arreglar de las oposiciones, y ya me estoy preparando concienzudamente para el viaje (cosas que llevar, cosas que hacer, cosas que traerme… xD). Así­ que, lo dicho… ¡hasta septiembre, feliz final de agosto!

The Sound of Arrows – “Into the clouds”

Qua – “Goodmorning Sun”

Viaje a Polonia

La semana pasada, por fin, estuvimos visitando Polonia. Llegamos el sábado a Varsovia, directamente desde Alicante. Un dí­a allí­, luego tren a Cracovia, y 4 dí­as después, vuelta de nuevo a Varsovia para coger el avión de vuelta.

Polonia no era de mis paí­ses “preferidos” para viajar, pero una vez vi que habí­a conexión directa desde Alicante, y que la proporción distancia/precio era la mejor, no me lo pensé dos veces: el resto de Europa está más cerca, es más fácil hacer una escapada corta, y Polonia tiene cosas de sobra para tirarse allí­ una semana (como mí­nimo). Un colega, además, me habí­a hablado maravillas de Cracovia… Y sí­, Cracovia es maravillosa. La íºnica ciudad que no se cargaron los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, ya que planeaban quedarse en ella, es espectacular, tiene uno de los más grandes y bonitos centros históricos en los que he estado, y totalmente original. Varsovia, sin embargo, sí­ que quedó arrasada tras la guerra, y se nota en cómo está organizada: todo bastante cuadriculado, grandes avenidas… y el centro histórico, reconstruido de 0 intentándo parecerse lo máximo posible a como estaba antiguamente (y les ha quedado de maravilla, por cierto)

Quizás el plato fuerte del viaje fue el campo de concentración de Auschwitz. No hay palabras para describirlo, uno quizás ve las fotos que he hecho, con tanto verde, y aquello parece hasta bonito si no piensa en todo lo que allí­ pasó…

Algunas cosas que se me han quedado grabadas:
– Varsovia: ciudad medio alemana, medio soviética, con los tí­picos edificios cuadriculados. Me recordaron a algunas zonas de Finlandia (otro paí­s que estuvo bajo la URSS)
– Cracovia: una ciudad de hace 80 años, tal cual, pero hoy en dí­a. Preciosa.
– Iglesias: por todas partes. Una al lado de otra. ¡Y llenas de gente! xD Paí­s ultracatólico, hay monumentos, recuerdos, fotos… de Juan Pablo II por todos lados.
– La comida: ufff impresionantes los pierogi (sobre todo unos picantes y los rellenos de carne-atíºn) y su sopa tí­pica, zurek
– La Segunda Guerra Mundial: es imposible no toparse con ella. Vas paseando por Varsovia, y de repente ves una lí­nea en el suelo que marca el gueto judí­o… más adelante, el monumento al soldado desconocido, la prisión de Pawiak, el campo de concentración de Auschwitz… vayas donde vayas, hay vestigios de ella.
– El idioma: í­bamos avisados de que allí­ no habla nadie el inglés. Y es verdad, tuvimos algíºn que otro problemilla (nada importante), pero a la mayorí­a de jóvenes a los que preguntamos en inglés, nos respondieron perfectamente. Es decir, que tienen más nivel de inglés que en España… Y el polaco, ¡tela! Creo que sólo he aprendido a decir “sí­”, “no” y “gracias-perdón”. No me extraña que lo pongan como uno de los idiomas más difí­ciles de aprender… dirí­a que, el japonés, a su lado me parece fácil…

A continuación os pongo algunas de las fotos que hice por allí­. Puedes ver el álbum completo en picasa.

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Tsukiji. El mercado de pescado. (Japón, 9 agosto 2008)

5,30 a.m. Madrugar nos sienta fatal, agrí­a el humor y nubla la mente hasta que le metes algo al estómago. Pero, sin ningíºn atisbo de duda, merece la pena.

El mercado de Tsukiji es un auténtico caos organizado. Teóricamente el acceso esta prohibido, pero allí­ podrí­a pasar un colegio entero de excursión y nadie se inmutarí­a.

Atunes inmensos, repito, iiiiinmeeensooos, hombres cortando pescado con katanas, babosas gigantes, peceras repletas de anguilas, caracolas, algas, las ostras más grandes que he visto jamás…todo ello en puestos repartidos por estrechí­simas callejuelas, por donde circulan vendedores, carromatos de transporte, clientes, turistas…

Si te descuidas, uno de esos carromatos que llevan cajas de pescado de un sitio para otro te arrolla, y aquí­ paz y despíºes gloria, casi estoy segura que la gente seguirí­a vendiendo y comprando como si tal cosa.

Nos dijeron que la tradición mandaba visitar el mercado bien temprano, y luego desayunar sushi o noodles (fideos japoneses) en los puestos que rodean el mercado, pero tras tanta babosa y anguila, no tení­amos el cuerpo para sushi, y optamos por el desayuno continental, tradicional y nada arriesgado “bollo + coffee”.