Lunes, 4 agosto 2008. 10,15 a.m.
Estoy sola en un bar del aeropuerto (Ram ha ido a por unas revistas para el vuelo). Esperando el embarque, que por el momento no parece sufrir retrasos.
Sola, acabo de tomar conciencia de que en poco tiempo estaré pisando suelo japonés. Hasta la fecha, tanto preparativo, nervios, compras, bíºsquedas por internet… no me habían dejado pararme y ver la realidad: ¡Nos vamos al País del Sol Naciente! La que, sin duda, ocurra lo que ocurra, será una gran aventura.
¡Uff! Mariposas en el estómago….¡Allá vamos!
Miércoles, 6 de agosto. 9,30 a.m.
Una larga escala en Milano, 11 horas de vuelo en total, pero ya estamos aquí. El vuelo con Alitalia ha sido muy bueno. No tenemos imágenes porque justo al de delante nuestra le reprendieron por sacar su cámara (¡¿?!). Hemos viajado en un Boeing 737 (creo) con asientos amplios, almohadas, mantas, comida a lo largo del vuelo, y bebida cada vez que querías. Cada butaca contaba con una consola (antigua, pero servía para entretener), con videojuegos clásicos, películas en varios idiomas, míºsica…
Recogemos nuestra maleta, y emprendemos en el “Limousine Bus” (servicio express de autobuses Narita Airport – Tokyo, unos 55 minutos hasta Tokyo Station) el camino a la gran metrópoli. Con un sueño horrible, nuestros ojos son incapaces de cerrarse. Grandioso, futurista, colosal, Blade Ranner, pequeños, que pequeños somos…nuestras primeras impresiones…
Dejamos maletas en el Hotel Kitcho (en el tranquilo barrio de Nihonbasi), y directos a Akihabara (el barrio de la electrónica). Nuestra segunda impresión: ¡Tokyo está loco!
Chicas vestidas de muñecas mangas, 100 anuncios publicitarios en menos de 2 metros cuadrados, hombres anuncio al lado con megáfonos chillando, máquinas UFO con cómida y helados Hagen Daz (las de pinzas, que por 200 yenes puedes “atrapar” un premio), 1000 luminosos que hacen que te olvides en qué porción del día estas, si de noche, de día…
Iniciamos nuestra bíºsqueda de una ganga fotográfica, pero regresamos sin éxito, en parte creo debido al flipe que llevamos y a que la tienda que Ram tenía controlada por internet no tenía existencias de la cámara que quería.
Y…¡Oh! Primera sorpresa: aquí casi nadie habla inglés. Así que nos disponemos con buen humor a hacer uso de nuestros brazos y manos, y esgrimir nuestras mejores artes gesticulatorias durante los próximos 16 días.
20,30 p.m. Estamos agotados…En 20 horas hemos dormido un total de 60 minutos. Regresamos al hotel.
Sigue sonando genial! Toda una aventura os habéis corrido!!
que envidia…jejejej
Besetes